23 de agosto de 2013

Opiniones ajenas.

Una entrada en blanco. Un objetivo:  intentar poner orden al torbellino de ideas que tengo en mente, encontrar la forma de expresar lo que siento sin dejar un solo detalle sin matizar. Meditación por escrito, sí, eso, una forma de hablar sola sin dar imagen de loca... que a fin de cuentas una loca siempre será más feliz.
Una loca a la que no le importa nada más que su vida, a la que le dan exactamente igual los comentarios de cualquiera que intente hacer daño. ¿Por qué ocultar que quieres a alguien de forma especial? ¿Por qué disimular cuando lo tienes delante? ¿Por miedo al qué dirán, al qué harán al respecto o a lo que piensen? Hace mucho que eso no debería importar en absoluto, guiarse por las opiniones ajenas no lleva a la felicidad. Importan las opiniones de aquellos que te quieren realmente, pues en el fondo los importantes son ellos, y si verdaderamente lo sienten te apoyarán, te apoyarán si eso conlleva verte feliz. {A fin de cuentas la amistad se basa en eso, en empatía, en dos personas que comparten sentimientos, un buen amigo estará siempre a pie de cañón, compartiendo lo bueno pero también, y sobre todo, lo malo. Por suerte, encontré a los de verdad, esas personas que sabes que estarán ahí siempre, que en un par de años, incluso en uno solo demuestran más que gente que tuviste alrededor casi 19 años. Todos y cada uno de ellos son un motivo más para no dejar de sonreír nuuuunca.}
Los demás pueden pensar y decir lo que quieran.. ¿Qué importa lo que piensen cuatro incompetentes sobre la historia? ¿Qué importan los demás si tanto tú como yo sabemos lo que hay? Hay cosas que no se eligen, que surgen solas inevitablemente, y esto no lo elegimos ni tú, ni yo. No hay culpas.
La gente cambia. La gente entra en tu vida constantemente y hay dos opciones: quedarse o salir, y los puestos, como todo en esta vida, hay que ganárselos. Si nadie sabe llegar a tu altura, ¿qué culpa tienes tú? Y yo..¿qué culpa tengo yo? Yo creo que ninguna. Pero entonces, ¿por qué cruzarnos y apenas sonreírnos? ¿Por qué si lo que más me apetecía en el mundo eran mimos? Por los demás. Por qué se pensará y qué rumor se correrá... Me cansa, me cansa y me indigna. Intento encontrar una respuesta a de qué me sirve quererte a medias. Si con suerte te veo un día y tengo que hacer como que me eres indiferente cuando ni se asemeja. 
En fin, yo te quiero, y me haces creer que tú también, ¿por qué iba a dudarlo? En realidad son cosas que se notan cuando tienes a esa persona cerca, y yo confío en ti. Por tanto, queda en tus manos, algún día te darás cuenta, como hice yo en su momento, de que verdaderamente lo que digan los demás está de más. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario